Ahora sé que la verdad no existe. Que las declaraciones de la gente se tergiversan continuamente. Que los medios de comunicación son un hervidero de conspiraciones (y que, en cualquier caso, la ineptitud es una forma de conspiración). Que con cinismo y desapego emocional no se llega demasiado lejos.
Mucho tiempo antes de que mi madre muriera, quise que mi madre se muriera. Por fin se murió, y no pensé: ¿Por qué pensaba eso? ¿Qué me pasaba? ¿Qué clase de persona quiere que su madre se muera? No, no me pasó eso en absoluto. Mi madre se había convertido en una pesadilla total.
Es muy triste mirarse en el espejo del cuarto de baño por la noche y ver que llevas noventa minutos con restos de espinaca en los dientes. O de perejil, que es mucho más peligroso. Y ninguno de tus amigos te quiere lo bastante para decírtelo.
Esto duele mucho más si uno piensa lo fácil que es decirle a alguien que tiene espinaca en los dientes. Solo hay que decir: "Tienes espinaca en los dientes."
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