dimarts, de juliol 11, 2017

stardate: el cuento de la criada


Como nací en 1939 y mi conciencia se formó durante la Segunda Guerra Mundial, sabía que el orden establecido puede desvanecerse de la noche a la mañana. Los cambios pueden ser rápidos como el rayo. No se podía confiar en la frase: "Esto aquí no puede pasar." En determinadas circunstancias, puede pasar cualquier cosa en cualquier lugar.

Si quiere decir una novela en la que las mujeres son seres humanos -con toda la variedad de personalidades y comportamientos que eso implica- y además son interesantes e importantes y lo que les ocurre es crucial para el asunto, la estructura y la trama del libro... Entonces, sí. En este sentido, muchos libros son feministas.

Digamos que es una antipredicción: si este futuro se puede describir de manera detallada, tal vez no llegue a ocurrir. Pero tampoco podemos confiar demasiado en esta idea bien intencionada.

Esa clase de amor viene y se va, y después es difícil recordarlo, como el dolor. Un día mirabas a ese hombre y pensabas: Yo te amaba, y lo pensabas en tiempo pasado, y te sentías maravillada, por que era una tontería, algo sorprendente y precario; y también comprendías por qué en aquel momento tus amigos se habían mostrado evasivos.

Si no te gusta, cámbialo, nos decíamos mutuamente y a nosotras mismas. Y así, cambiábamos a ese hombre por otro. Estábamos seguras de que el cambio siempre se hacía para mejorar. Éramos revisionistas; nos revisábamos a nosotras mismas.