dimecres, d’agost 21, 2024

stardate: el quadern daurat

 



¿Y por qué no puedo aceptar que a veces la amiga más íntima me calve un puñal bien hondo por la espalda?

El conocimiento de uno mismo consiste siempre en tener una conciencia cada vez más profunda de lo que ya sabíamos.

En fin -terminó Molly-, que yo contemplaba al tipo aquel, maduro y tan orondo, y recordaba como era antes... Bueno, supongo que él pensaba: "Qué pena que Molly haya cambiado de esta forma." En fin, no sé porqué critico a todo el mundo de esta manera. ¿Es que nunco voy a encontrar a nadie aceptable? Y no es que pueda comparar lo que se me ofrece ahora con una hermosa experiencia del pasado, porque ni puedo acordarme de haberme sentido nunca realmente satisfecha y haber dicho: Sí, esto es lo que quería." Durante años he recordado a Sam con mucha nostalgia, como el mejor de todos, e incluso me he preguntado por qué fui tan estúpida y le rechacé. Pero hoy me he acordado de lo mucho que me aburría ya entonces.

La frase hecha dice: dar vida a un niño. Pero es el niño quien da vida a su madre o su padre, cuando aquella o éste deciden vivir simplemente porque si se suicidaran perjudicarían al niño. ¿Cuántos padres deciden seguir viviendo porque se han propuesto no perjudicar a sus hijos, aunque ellos no tengan ninguna gana de vivir?

... el resentimiento y la ira son impersonales. Es el mal de las mujeres de nuestro tiempo. Lo veo cada día en las caras de las mujeres, en sus voces, o en las cartas que llegan al despacho. La emoción de la mujer, el rencor contra la injusticia, es un veneno impersonal. Las desgraciadas que no saben que es impersonal se revuelven contra su hombre. Las afortunadas, como yo, luchan por dominarlo. Es una lucha agotadora.

Una mujer falta de amor conoce a un hombre bastante mas joven que ella, mas joven tal vez en experiencia emocional que en años, o acaso por la profundidad de esta experiencia emocional. Ella se deja engañar sobre el carácter del hombre, mientras que para él se trata de una aventura amorosa más.

Hay una gran montaña negra. Es la estupidez humana. Y hay un grupo de personas que empujan una piedra por la montaña arriba. Cuando la han subido unos metros, viene una guerra o una clase mala de revolución, y la piedra desciende rodando, aunque no baja hasta abajo del todo, pues siempre logra quedarse unos centímetros mas arriba de cuando había empezado a subir. Entonces, el grupo de personas juntan los hombros y vuelven a empujar. Mientras tanto en la cima de la montaña hay unos cuantos grandes hombres. A veces miran hacia abajo, afirman con la cabeza y dicen: "Bien, los que empujan piedras todavía trabajan. Entretanto, nosotros meditamos sobre cómo es el espacio, o cómo será el mundo cuando esté lleno de gente que no odie, ni tema, ni asesine."